Parasha semanal
A causa de las vacaciones de invierno estudiaremos las dos primeras secciones semanales del segundo libro de la Biblia, Sefer Shmot, o como se llama en la traducción castellana, El Libro del Éxodo. La primera parashá del segundo libro de la Torah también se llama Shmot. La van a encontrar en el Libro del Éxodo 1:1-6:1 y la segunda se llama VaErá y la van a encontrar en Éxodo 6:2-9:35. Shmot es un libro muy diferente que el Libro de Génesis. Génesis trata de la vida de los individuales dentro de una familia, la nuestra. Por eso nos sentimos relacionados con los personajes de Génesis en forma muy personal. Génesis no oculta nada de nosotros y a la vez nos preguntamos si de verdad comprendemos sus misterios. Al leer Génesis pasamos por toda la gama de las emociones humanas desde el cariño hasta el rencor, desde la frustración hasta el orgullo. Este libro nos enseña a aceptar lo amargo con el dulce, a tolerar las diferencias humanas y a comprender la necesidad de empezar de nuevo. En este sentido, Génesis trata menos de el comienzo de la creación y más sobre el conocimiento que la creación se compone de los principios múltiples. A la primera vista nos aparece que este segundo libro bíblico empieza en donde el primero se terminó, rápidamente vemos que es un tipo de libro muy diferente. Aunque Éxodo tiene varios personajes centrales importantes, Moisés, Arón, el Faraón enseguida nos enteramos de que es el pueblo y no las personas que hace el papel central. Éxodo ya no trata de una familia sino de la transformación de esta familia de un mero grupo en una nación. En Éxodo todo parece ser lo mismo, pero la realidad es que todo ha cambiado. Los individuos ya no son jugadores únicos sino ahora forman un equipo. Así, si no fuera por los esfuerzos de las mujeres como las comadronas, Puah y Shifira, entonces el Faraón no habría tenido éxito en sus planes de llevar a cabo el genocidio. Vivimos a causa de los esfuerzos extraordinarios de las mujeres como Hojebed, Miriam, y la hija del Faraón. Quizás la mejor manera de describir este libro sea decir que trata de la voluntad de un pueblo a sobrevivir. No obstante, para que hubiéramos sobrevivido, primero Éxodo tendría que enseñarnos no solamente el arte de auto-respecto, sino también el significado de la libertad. Puede ser que nada subraya esta idea mejor que el nombre del libro. Sefer Shmot significa "El Libro de Nombres." ¿Nos enseña Shmot que nunca somos libres si nos falta un nombre? En Génesis cada uno tiene su nombre, pero ahora nos llaman simplemente ha'ivriim/los hebreos sin nombres específicos. Los tiranos han entendido desde siempre la importancia de controlar o despojar los humanos de sus nombres como un método de humillarlos y hacerlos sub-seres humanos. Desde los autos de fe de las Inquisiciones hasta los fuegos del los crematorios del Holocausto la deshumanización se ha manifestado por el acto de quitar los nombres de sus victimas. No preguntan a un esclavo cómo se llama, es su amo que le informa como el amo lo llama. Un esclavo no tiene la dignidad, no tiene un sentido de sí mismo, no tiene ni pasado ni futuro. Para ser esclavo es vivir en un presente sin fin. Irónicamente el Libro del Éxodo despoja al esclavizdor, al Faraón, de su nombre. Desde esta perspectiva el tema central de este libro, no trata, como la traducción castellano nos haría creer, del acto de salir de Egipto, sino trata de nuestra entrada en Sinaí. Éxodo comprende tal vez mejor que ningún otro libro que la gran mayor parte de la gente tiene miedo de estar libre. Demasiados, aunque lo niegan, prefieren que otros les hagan sus decisiones. Estaba en el Sinaí que Moisés, un hombre que nunca quería ser un líder, se transformaría en el líder más importante de toda la historia humana. Estaba en Sinaí que las palabras se transformaron en hechos, que las esperanzas se transformaron en acciones, y que la fe se transformó en la realidad. Este libro nos enseña que para que los individuales se trasformaran en un pueblo primero deben querer ser libres y deben desear verse como son. Ser libre es encontrar la dignidad en lo que nos representa nuestro nombre, de reconocer nuestro pasado y tener esperanza en nuestro futuro. ¿Podría ser que el libro más poderoso sobre la liberación empieza con los nombres? ¿Qué opinan Vds.? Rabbi Peter Tarlow Shabat Shalom
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