17.12.09

A parasha da semana


La parashá para la semana pasada, VaYashev (Génesis 37:1-40:23) a y la para esta semana, MiKetz, (Génesis 41:1-44:17) tienen lugar durante la fiesta de Janucá. Las dos secciones semanales enfocan en la vida del hijo predilecto de Jacobo, la de José. Hasta la gente psicológicamente menos conscientes rápidamente verá los desafíos psicológicos en su relación de padre-hijo. Su relación nos ruega una interpretación psicológica profunda. Como su padre, Jacobo, José también necesitaba rehacerse desde un hombre superficial y bonito hasta un hombre de profundidad espiritual e inteligente. Por eso, José es uno de los personajes más interesantes de la Biblia hebrea. En muchas maneras era un hombre bienaventurado. Era guapo y atractivo a las mujeres, era fuerte, sabía interpretar los sueños, y era el hijo predilecto de su padre. También era arrogante e inspiró la envida y los celos. El texto bíblico nos presenta como un hombre detestado por sus hermanos y traicionado por sus colegas. Era el prototipo del hombre bonito, bienaventurado con encanto y a la vez nunca figurando entre los favoritos, el "outsider" eterno.

En muchas maneras estas dos secciones semanales tienen mucho que ver con la fiesta de Janucá. Janucá nos enseña mucho. Una de sus lecciones tiene que ver con la belleza. La fiesta nos representa una choque de culturas, el choque entre lo ideal occidental (helenístico) de la belleza y la judía. Exactamente como en el caso de José, este choque es entre los ideales de la belleza exterior y la interior. El punto de vista helenística era que la belleza es algo sagrado, el judío era que lo sagrado era bello. Nuestro mundo occidental pone mucha énfasis en lo externo y muchos hacen mucha hincapié en su apariencia. Gastamos mucho en nuestra ropa en los cosméticos, nos preocupamos por los pesos arbitrarios y muchas veces juzgamos al otro por su exterior en vez de su interior. Este concepto superficial de la belleza también aparece en nuestros idiomas, por ejemplo, la palabra castellana "menosvalido" llega de concepto que esta persona vale menos.

la percepción clásica judía de la belleza exterior, representada por Janucá, es la contraria. Es verdad que el Judaísmo nunca desdeña la belleza física, pero su énfasis está en la perfección moral y espiritual. Vemos todos como seres humanos creados en la imagen de D'os. Esto no significa que el Judaísmo no reconoce la belleza física sino la comprensión que la belleza física y la fuerza atlética que nos dirige a un sentido de superioridad es perjudicial y estas mismas calidades combinadas con un sentido de cuidado y preocupación por el bienestar ajeno se hace en un instrumento para una vida de éxito.

Si volvemos a nuestras secciones semanales, vemos el desafío de la belleza exterior en la vida de José. Génesis 39:6 nos lo describe con la palabras: "VaYehi Yosef yefeh tohar vifat mareh/ José tenia un cuerpo atlético y era muy bonito." El texto también nos dice que se vestía con mucho estilo y sabía cuidarse bien. A principio su belleza lo causó mucho daño y dolor. Solamente cuando José se dio cuenta de que la belleza exterior (la física) se desaparece, y la interior (el sentido de lo sagrado) se queda, que José pudo combinar todos sus "regalos" y usarlos para llegar a ser el segundo hombre político más poderoso de Egipto. Al leer estas dos secciones semanales juntas y combinándolas con el mensaje de Janucá vemos que nos enseñan que la luz verdadera llega al mundo cuando podemos ver la belleza exterior como un telón de fondo para la luz de nuestra belleza interior potencial.