21.11.08

Sección semanal Jaye-Sara/La vida de Sara

La parashá de la semana anterior, VaErá, tiene como su leitmo (tema que junta los otros temas) el de la justicia social. La parashá corriente también tiene su leitmo, aunque a primera vista es posible que los lectores no hebro-parlantes no se fijen en él.

La sección semanal para esta semana se llama <
>. La van a encontrar en el Libro de Génesis 23:1-25:18. Sigue la suspensión de la muerte de Isaac. Irónicamente aunque el nombre de la parashá es "la vida de Sara" trata de su muerte, su entierro, y la sustitución de ella por Rebecá. Sara fue la primera de los patriarcas que se falleció. Es interesante notar que el texto guarda silencio con referencia de los detalles de su muerte. Ignoramos si se murió sola, triste y/o satisfecha con su vida. También ignoramos si se murió a causa de una enfermedad o de una falsa angustia provocada por la creencia equivocada que Abraham llevó a cabo el sacrificio de Isaac.

La transición de vida de Sara a Rebecá da hincapié al concepto que la vida es mayor que cualquiera de nosotros; que nadie vive para siempre. El texto da énfasis a este punto por enseñarnos qué rápidamente Sara se desaparece del escenario de la historia y leemos enseguida cómo Rebeca ocupa su puesto. Vemos que a pesar del cambio de los personajes bíblicos, se quedan los mismo desafíos y problemas. Quizás nos diga el texto que la vida es una corriente eterna. Se nota este concepto en la palabra hebrea para la vida, <
>. Jayim no es sustantivo sino un verbo plural diciéndonos que la vida no es estática, que nunca estamos estacados en ella sino que la vida es dinámica y cambiable.

Pese al hecho que la vida siempre se cambia y tal vez nos represente la entropía, el concepto del compromiso es un tema central por toda esta parashá. Fíjense en cuantas veces se transforma en el leitmo de esta sección. Por ejemplo, leemos acerca del compromiso de Abraham para con su esposa en localizarle un sitio apropiado de entierro. También aprendemos del compromiso judío a la tierra en la compra de la <
> o sea: la cueva de multiplicación. Ultimamente vemos la relación que sigue desarrollándose entre Isaac y Rebecá y ésta nos da otra lección en el compromiso personal.

En estos tres casos el compromiso, como la vida, es un proceso y no una acción única y estática. Por toda la parashá el concepto del compromiso significa tener un plan de acción y el acto de llevarlo a cabo. Nos enseña que el compromiso se relata con la paciencia y se deriva de la idea que nos pegamos tenazmente a nuestro objeto hasta cuando debemos enfrentar muchos obstáculos

No obstante, hay que tener cuidado de no confundir el compromiso con la terquedad. Hay que crear un equilibro entre la necesidad de cambiar con las corrientes de la historia y realizar los compromisos. ¿Cómo equilibramos el sentido de compromiso ético con la flexibilidad necesaria para sobrevivir en un mundo dinámico y cambiante? ¿Puede ser que la Torá nos suministra las respuestas? ¿Qué les parece?
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L'Biddurchem/Para sonreír

¿Qué tal sus capacidad de pensar según los conceptos del Talmud

Un día un sacerdote se encuentra con su amigo el rabino y le dice: - me has enseñado mucho pero hay algo que nunca me has enseñado y tengo muchas ganas de aprenderlo, Quiero aprender a pensar según lo conceptos talmúdicos._

Le responde el rabino a su amigo: - Es muy difícil para un no judío comprender los conceptos talmúdicos, dudo que logres comprenderlo.-


El cura sigue insistiendo que el rabino se lo enseña y por fin el rabino dice que sí

El rabino dice al cura: -Conforme, Te voy a enseñar algo de Talmud siempre que puedes responder correctamente a una sola pregunta.-

El sacerdote dice que está de acuerdo y pregunta al rabino: - ¿Qué es la pregunta? - Dos hombres caen por una chimenea, uno sale de ella sucia y el otro sale limpio, ¿cuál de los dos se lava? Dice el sacerdote al rabino, la respuesta es fácil, el que sale sucio se lava y el que sale limpio no se lava-.

Le responde el rabino: ¡Oy vey! No te decía que nunca lograrás comprender el sistema talmúdico, la verdad es el contrario. El limpio mira al sucio y piensa que también está sucio y por eso se lava. El sucio, en cambio, mira al limpio y piensa a sí mismo que también está limpio y por eso no se lava.

El cura dice al rabino. No pensé en esto. Te pido que me hagas otra. El rabino le pregunta: Dos hombres caen en una chimenea, uno sale de ella sucia y el otro sale limpio, ¿cuál de los dos se lava?

Contesta el sacerdote: "Muy sencilla es la pregunta." El limpio mira al sucio y piensa que también está sucio y por eso se lava. El sucio, en cambio, mira al limpio y piensa a sí mismo que también está limpio y por eso no se lava.

Responde el rabino a su amigo, ¡Oy vey! Otra vez te equivocaste, no te dije que nunca vas a comprender el Talmud? El limpio se ve en el espejo, ve que está limpio y no se lava. El sucio se mira en el espejo, ve que está sucio y sí se lava.

Le queja el cura: - Pero ¡No me dijiste que había un espejo!- Le responde el rabio: ¿no te dije que es muy difícil para un no-judío comprender el pensamiento talmúdico, debes pensar en todas las posibilidades.

Bien, bien, gime el sacerdote. ¡Tratémoslo una vez más! Hazme otra pregunta. Conforme dice el rabino, por la última vez: Dos hombres caen en una chimenea, uno sale de ella sucia y el otro sale limpio, ¿cuál de los dos se lava?

Responde el cura con alegría: Bien, la respuesta es muy sencilla. Si no hay espejo, el limpio mirará al sucio, pensará que también está sucio y se lavará. En cambio el sucio mirará al limpio, pensará que también está limpio y no se lavará. Pero, si hay un espacio entonces el limpio se verá en el espejo, verá que está limpio y no se lavará. El sucio se mirará en el espejo, verá que está sucio y sí se lava. ¡Ves mi amigo, ahora entiendo Talmud!