Kiriat Bialik
En esta ciudad se ha gestado uno de los proyectos más interesantes para inmigrantes latinoamericanos de los últimos años. La comunidad hispano parlante allí tiene variados marcos sociales, los que les permite, en cierta medida, “sentirse en casa”. A conocer la “perla de las kraiot”.
En 1934 un grupo de inmigrantes alemanes decidió crear un barrio en las afueras del golfo de Haifa. El objetivo era poblarlo con olim de diferentes nacionalidades con profesiones independientes. Recién en 1976 Kiriat Bialik se fundó formalmente como ciudad y se decidió llamarla de esta manera en homenaje al poeta Jaim Najman Bialik.Mauricio Balter es rabino de la Comunidad Conservadora Masortí de la ciudad y director del “Proyecto de Aliá Sudamericana a Kiriat Bialik” junto al ingeniero Simón Grimberg, Secretario de Obras Públicas de la Municipalidad. Este “Proyecto” -como le dicen los habitantes de Bialik- comenzó hace tres años a raíz de una propuesta de la keilá y con apoyo de la Intendencia. Hoy día “la perla de las kraiot” tiene una población superior a los 40 mil habitantes y desde 1997 -cuando comenzó este plan-, se incrementó la aliá sudamericana. Llegaron aproximadamente 414 familias que representan 1400 personas en total aproximadamente (371 Argentina, 37 Uruguay, 6 Brasil y 2 México).El “Proyecto” ayuda a los inmigrantes en todas las alegrías y eventos familiares: “En los Bar y Bat Mitzvá, en los casamientos y en los Brit Milá participamos en forma gratuita en la mayoría de los casos. También estamos en los entierros, en las fiestas y en la integración de los recién llegados” comenta Balter.También hay voluntarios que trabajan gratuitamente en algunas de las 35 actividades que se les brinda a los inmigrantes, como club municipal gratuito para toda la familia el primer año, seguimiento de las familias en forma individualizada, cine en castellano una vez por mes y actividades recreativas para el grupo de tercera edad. Por otro lado, está el forum de correo electrónico, que permite la circulación de información entre los olim. “Además -prosigue Balter-, hay un sitio en Internet exclusivo del “Proyecto”, activado por voluntarios, con información de interés para los olim jadashim y para personas que quieran conocer las actividades que desarrollamos” http://www.proyectobialik.org/. Al ser las kraiot ciudades pequeñas comparten el mismo mercaz klitá, ubicado en Kiriat Yam, y la sucursal de la OLEI. El ulpán se encuentra en un barrio de la ciudad para los niveles básicos y para los más altos, existe la posibilidad de hacerlo en Haifa por la cercanía.En esta ciudad además de plazas que se destacan en todos en los rincones y por eso lleva también el nombre de “ciudad jardín” hay un shoping y un zoológico. Por otro lado, hay una reserva natural, en la que nacen los manantiales de Afek. En la reserva hay varias especies de animales, entre ellos pájaros migratorios que cada año se acercan a la zona. También se pueden observar los molinos de harina de la época de las Cruzadas (siglo XIII) y un museo que relata la historia del lugar. El castellano es un idioma bastante popular en esta ciudad llena de palmeras. Aquí es muy común escuchar un “¿Cómo vas?” por la calle y ver que casi todos los latinoamericanos se conocen. Como es de imaginar, no son muchos los lugares en donde se pueden juntar pero en el centro, hay un bar llamado “Lyon D’or” -cuyo dueño es un argentino- que sirve como punto de encuentro para todos aquellos que extrañan ciertos vicios, como una mesa de amigos y varias rondas de café por medio.
Vivir en Kiriat Bialik
Cada ciudad tiene sus pros y sus contras. Unas opiniones libres sobre la vida en esta ciudad.
Bernardo Zylbet, 70 años, jubilado. Hizo aliá en diciembre del 2002. “Bialik es una ciudad muy tranquila. Para mí está bien pero para los adolescentes no porque no tienen a donde ir. Los viernes y los sábados los chicos se juntan en un lugar en donde hay unos cuantos bancos. No saben que hacer, está todo cerrado. A los mayores nos pasa lo mismo. Lo bueno es la tranquilidad que hay, no hay ruidos y uno duerme sin problemas.
Matias Schmield, 17 años, estudiante, hizo aliá hace dos años y medio aproximadamente.
“Lo bueno de Bialik es la tranquilidad, la limpieza y que tiene muy buenas escuelas. Lo malo es para la juventud porque no hay boliches o lugares para sentarse con los amigos.”
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