Parasha semanal
Esta semana terminamos nuestra lectura anual del Libro de Éxodo. El libro se concluye con la finalización de la construcción del Mishkán (el santuario o tabernáculo portátil). Las dos últimas secciones semanales para este libro son: Parsahat Vayakhel (encontrada en Éxodo 35:1-38:20) y Parashat Pkudei (encontrada en Éxodo 38:21-40:38). Muchas veces se leen estas dos como si fueran una sola unidad. La primera, (VaYakhel) empieza con algunos versículos dedicados al ideal del Shabbat y de allá se va rápidamente de lo idealista a lo práctico, del concepto sabático a los muchos detalles y pormenores del Mishkán. La segunda continua con los detalles y nos presenta muchos de los pormenores sobre la ropa que los grandes sacerdotes (ha'cohen ha'gadol) habían de usar en sus funciones oficiales.
Estas dos secciones semanales no son fáciles que leer. Se necesita mucha concentración para leerlas y comprenderlas. Una manera de entrar en el texto es leerlo no de la perspectiva de sus muchos detalles sino de la perspectiva de una totalidad abstracta.
Si volvemos a leerlaas vemos que las dos comienzan con lo teorético, el ideal del Shabbat. Cuando consideramos la importancia religiosa del día sabático, hay la expectativa que Moisés habría pasado mucho tiempo en hablar de ello. Mucho al contrario, Moisés hablaba del día sabático por un corto plazo y entonces irónicamente se movió desde ello y entró en un gran discurso sobre el trabajo.
El lector cuidadoso debe preguntarse ¿por qué Moisés dedicó tanto tiempo a la vida de los días de Ymei Jol (los seis días de trabajo desde domingo hasta viernes) y poco al día de Shabbat (sábado)? ¿Nos trataba de enseñar el texto que lo que hacemos en nuestro mundo cotidiano define nuestra vida sagrada, es decir: las palabras no transformadas en acciones significan poco? Parece que Moisés comprendiera bien que pasamos la mayor parte de la vida en el dominio (ámbito) del secular y no en el del sagrado. ¿Nos enseña el texto que aunque el Shabbat es importante, lo que importa más es la manera que vivimos y nos comportamos durante los seis días de trabajo de la semana?
Estas dos secciones semanales sirven para recordarnos que el judaísmo pone mucha énfasis en lo que hacemos y mucho menos en lo que decimos. Podemos clasificar el judaísmo como una religión de acciones. Lo que importa no es lo que decimos que creemos sino lo que hacemos. Por eso, el mundo judío juzga una persona no por sus palabras o inteciones sino por sus acciones realizadas, por lo que ya ha hecho. Determinamos los sentimientos de una persona no por medio de sus palabras sino por sus hazañas y acciones. Quizás es por eso que en el idioma hebreo la palabra para "rezo" es t'filá, que se deriva de la raíz verbal "p-l-l" significando "juzgar." Traducimos el verbo lhitpallel como rezar pero literalmente significa "juzgarse." El rezar en el judaísmo no es un formulario mágico para hacer a D'os darnos lo que deseemos sino una auto-evaluación y valoración de donde estamos y que necesitamos hacer para ser creativos y productivos en la vida.
Con estas dos secciones finales (leídas como una) llevamos este segundo libro bíblico a su conclusión. Séfer Shmot (El Libro del Éxodo) nos recuerda que la redención verdadera nos llega no meramente por medio de liberarse de la esclavitud, no simplemente por recibir la Torá en el Monte Sinaí, sino por el trabajo cotidiano, por hacer las tareas diarias que definen nuestra libertad. En el mundo judío la salvación no nos llega por las acciones ajenas sino por nuestra capacidad de enfrentar la realidad y nuestra voluntad de trabajar duramente los seis días de trabajo para que podamos disfrutar de los frutos de nuestra labor en el séptimo día. ¿Están acuerdo?
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L'Biddurchem/Para Reírse
1)
Había una tempestad fuerte y el capitán se dio cuenta que su navío iba a hundirse. Llamó el capitán: ¿Hay alguien aquí que sabe rezar? Un hombre se presentó y le dijo al capitán: "¡Sí señor!" El capitán le dijo al marinero: Perfecto, rece Vd. y los demás nos pondremos nuestras chaqueta de salvavidas, ¡Nos falta una!"
2) El ateo y el oso
Había una bella mañanita y un ateo se daba un paseo por el bosque y miraba a la belleza de la naturaleza, vio los árboles y el río y el sol y se sintió muy bien. Pensó que la naturaleza nos dio un mundo de maravillas.
Seguía caminando cuando de repente un oso salió de los arbustos solamente algunos metros antes de él. El oso se puso a gruñir e tenia una cara hambrienta y corría hacia el ateo.
Vio el oso acercarse a él, comenzó a gritar en horror y se corría (del oso) lo más rápidamente posible. El ateo sabía que el oso iba a rebasarlo y que pronto no iba a poder más y cayó al suelo...
Al ver el oso preparándose para consumirlo, el ateo gritó: ¡D'os me ayude!"
De reprende los árboles dejaron de moverse, el río se paró y se abrieron los cielos y el ateo escuchó una voz divina.
Le decía la voz: - Soy D'os y aunque tú no crees en mí, estoy aquí para cada ser de esta tierra.-
El ateo le dice: -Tengo este problema y solo quiero que Vd. me lo saque
D'os le decía: -Le voy a dar un deseo para ayudarle y esto será todo lo que le Daré, ¿Cuál es su deseo?
El ateo pensaba y entonce Le dijo a D'os...
-Bueno, de veras no quiero ser religioso, por eso quiero que el oso se transforme en religioso.-
Le respondió D'os al ateo: -Así será-
De repente el cielo se cerró, el río volvió a fluir y los árboles volvieron a moverse.
El oso se junto las patas y decía
-¡Gracia a D'os por esta comida que voy a comer!-
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