19.7.06

Esta sí es una guerra justa











Por Amos Oz
Para LA NACION

JERUSALEN.- Muchas veces en el pasado el Movimiento de Paz Israelí criticó las operaciones militares de Israel. Esta vez no. Esta vez la guerra no es por la expansión ni la colonización por parte de Israel. No hay ningún territorio libanés ocupado por los israelíes. Tampoco reclamos territoriales de uno ni de otro. El miércoles pasado, Hezbollah lanzó, sin provocación previa, un cruel ataque contra territorio israelí. Fue, en realidad, un ataque contra la autoridad y la integridad del gobierno libanés ya que Hezbollah, al atacar, también se apoderó de la prerrogativa del gobierno libanés de controlar su propio territorio y tomar decisiones sobre la guerra y la paz. El Movimiento de Paz Israelí se opone a la ocupación y la colonización de Cisjordania. Se opuso a la invasión israelí del Líbano en 1982 porque esa invasión tenía el objetivo de desviar la atención mundial del problema palestino. Esta vez, Israel no está invadiendo el Líbano. Se está defendiendo de un hostigamiento diario y del bombardeo de decenas de nuestros pueblos y ciudades y trata de aplastar a Hezbollah allí donde esté al acecho. El Movimiento de Paz Israelí debería respaldar la intención de Israel de autodefenderse, así de sencillo, mientras esta operación militar tenga como principal objetivo a Hezbollah y no atente, en la medida de lo posible, contra la vida de civiles libaneses (una tarea no siempre fácil ya que los artilleros de misiles del Hezbollah frecuentemente usan a civiles como escudos humanos). Los misiles de Hezbollah son suministrados por Irán y Siria, ambos países enemigos declarados de todas las iniciativas de paz en Medio Oriente. No puede haber ningún punto de comparación moral entre Hezbollah e Israel. El primero ataca a civiles israelíes adonde estén en tanto que el segundo ataca mayormente a Hezbollah. Las tenebrosas sombras de Irán, Siria y el fundamentalismo islámico rondan sobre los pueblos y ciudades de donde emanan densas columnas de humo a ambos lados de la frontera libanesa-israelí. Esas sombras tenebrosas están al mismo tiempo sometiendo y anulando a la sociedad civil libanesa que hacía poco acababa de liberarse, por medio de una lucha heroica, de una larga colonización siria. La verdadera guerra hoy no es en absoluto entre Beirut y Haifa sino entre una coalición de naciones que aspiran a lograr la paz: Israel, el Líbano, Egipto, Jordania, y Arabia Saudita por un lado, y el fanatismo islámico, exacerbado por Irán y Siria, por el otro. Si, como todos esperamos, (tanto los beligerantes o halcones como los pacifistas o palomas israelíes), Hezbollah es derrotado pronto, Israel y el Líbano serán los triunfadores. Además, la derrota de una organización terrorista islámica militante podría aumentar significativamente las posibilidades de alcanzar la paz en la región.

El autor es escritor y periodista israelí
Traducción de Luis Hugo Pressenda