29.3.06

Una nueva época, es la hora de Israel



Ehud Olmert será el nuevo primer ministro en unas elecciones que han normalizado la participación electoral a la baja igualándola con las democracias europeas, pero que han atomizado un poco más el espectro político israelí que deberá ahora realizar acuerdos y coaliciones a diferentes bandas. No debemos pasar cuidado en que se llegarán a acuerdos y que Israel tendrá mayorías estables y duraderas. En una primera lectura, tal y como ha quedado el panorama en la Kneset; por una parte vemos que han desaparecido partidos laicistas como Shinui –del cual ya nadie habla y que fue la revolución de la pasada legislatura- pero el parlamento actual tiene mayoría secular. Hay un repunte de la derecha dura expresada por Israel Beiteinu , pero a pesar de todo hay una mayoría de centro izquierda clara que permite gobernar holgadamente. Han repuntado partidos religiosos como el Shas que se sitúa de nuevo en la escena política como tercera fuerza, pero que tiene más expresión social en su voto que como fuerza religiosa y, aunque prescindible en cualquiera de las coaliciones que pueden sucederse para gobernar, no debería ser tomada por el gobierno entrante como irrelevante, pero sin ceder a sus políticas inmediatas de educación a las que tanto nos han tenido acostumbrados. Avodá, revitalizada aunque nuevamente relegada del poder directo de ser cabeza de gobierno, tiene en Amir Peretz un lider de tintes populistas. No demasiado conocido fuera de Israel debe desembarazarse del griterío de lider sindicalista para fundamentar su vocación de gobierno y de estado. Que crezca Avodá, o no, depende de ello; al fin y al cabo el panorama de la izquierda, con la marginalidad de Meretz, les queda a placer; puede ser un buen socio de gobierno si entiende que la seguridad y la estabilidad de Israel no es una mercancía regateable. Si juegan bien sus cartas pueden presentarse como la garantía social del nuevo gobierno de Kadima. Tampoco puede ser irrelevante la entrada en el parlamento de un partido singular como es el de los Jubilados: una buena bofetada a los partidos convencionales y sobretodo a Avodá. Irrumpen en la escena política con 7 diputados, el mismo número de escaños/bancas que le faltarían al Kadima para poder acceder cómodamente a un pacto de gobierno desde una óptima posición de fuerza. Creemos que dichos diputados próximos ideológicamente al Kadima pueden ser este eslabón social que permita al Kadima gobernar bien. Seguramente desde fuera del Gobierno –no integrados en él- estos diputados veteranos de Israel podrán dar toda su experiencia a un parlamento y aun gobierno que les necesita y a un país al cual han dado un severo toque de atención. Pensareis que no hablamos del Likud; y lo haremos; pero antes debemos hablar de Israel Beteinu que ha recogido el guante de lo que es la derecha hoy en Israel, si bien el centrar su voto entre la población de origen soviético y su equiparación de voto social-reaccionario le resta credibilidad nacional a nuestro entender; sobretodo si quiere devenir eje de la derecha, como ya ha expresado. Y de la derecha a la marginalidad de la fomación de Yosi Beilin de Meretz-Yajad, un diputado mediático en Europa al cual le persigue la sombra de haber sido pagado por los gobiernos pro islámicos europeos en su plan de Ginebra. Un plan que no tenía ni pies ni cabeza y que solamente sirvió mediáticamente para dar oxígeno al griterío pro terrorista palestino y a los alborotadores contra la valla antiterrorista de seguridad. Hoy Meretz-Yajad es la marginalidad en Israel reduciendo cada vez más su peso, según nuestro entender no són un socio de gobierno confiable y seguirán desde la marginalidad de sus escaños intentado una proyección exterior superior a la que tiene en israel y que les permita “vivir del cuento”. El voto árabe se ha fragmentado y también radicalizado, pero es normal, y esta fragmentación pone en claro la voluntad de permanencia en el estado de Israel, pero también la necesidad de mejoras sociales y políticas específicas a las cuales el gobierno debe ser sensible, tan sensible como contundente con el castigo al apoyo del terrorismo islámico que determinados diputados árabes israelíes hacen desde su cargo en la Kneset. Todo debe tener contrapartidas. Unión Nacional (Ijud Leumi-Mafdal) y Iaadut HaTorá forman parte de la estabilidad neutra de esta nueva cámara y se mantienen. Sus resultados refuerzan nuestro análisis de que el Shas, también como las anteriores fuerzas partido religioso, ha triunfado por su vertiente social más que religiosa. Se trata de un elemento a tener en cuenta por estos partidos en su actitud hacia al nuevo gobierno. Y por último nos queda el Likud. En su lucha intestina liderada por el ex-ministro Beniamin Netaniahu ha dilapidado todo el patrimonio de dicha formación... forzaron al extremo la salida de Ariel Sharón siendo primer ministro y uno de sus fundadores, y de una corriente de racionalidad que imponía los nuevos tiempos ante la testarudez asocial de sectores puramente acomodaticios con el pasado histórico. El Likud cerró en falso la crisis y hoy le pasa factura. Solamente desde la renovación y la realianza de la derecha y el sionismo; como el Kadima, Avodá y el resto de partidos sionistas, puede realzarse el Likud, si es que vale la pena que se levante; eso dependerá de sus militantes, por supuesto. Y en el fondo, al final de la partida electoral, queda decir lo que solamente Kadima puede hacer hoy, y que los israelíes han votado mayoritariamente: la necesidad de sentar las nuevas fronteras de Israel; una nueva realidad que si és necesario, deberá hacerse unilateralmente. Kadima ayer mismo tendió la mano a la Autoridad palestina para avanzar en dicho proceso, ellos deberán decidir si quieren negociar o siguen pidiéndolo todo y estrellarse. No se vaya a creer nadie que el Kadima es un partido de palomas. 'No hay alternativa mejor que un acuerdo que se base en una negociación basada en el reconocimiento mutuo, la Hoja de Ruta y por supuesto el cese del terrorismo y el desarme de las bandas terroristas', dijo Olmert ya ayer investido por los votos; y añadió: “si no se puede alcanzar un acuerdo, Israel tomará la iniciativa de fijar unilateralmente sus fronteras”, como hacen los halcones.
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