23.12.10

Libro de Exodo


Esta semana comenzamos nuestro estudio anual del segundo libro bíblico, Séfer Shmot, o como se lo conoce en traducción castellana, El Libro del Éxodo. La primera parashá (sección semanal) también es conocida por Shmot que significa “nombres”.
Se termina Génesis con la muerte de Jacobo y entonces de José. José pidió que cuando los Hijos de Israel volverían a su tierra que llevaran sus huesos de vuelta a la tierra de Israel.
El Libro de Éxodo empieza con la entrada de Israel en una nueva étapa de su historia. José y sus hermanos ya están muertos y notamos que la situación política ya no es la misma, se ha peorado. Los decendients de José ya no son invitados honrados en Egipto, sino son esclavos. La situación se deteriora tan rapidamente que hay que preguntarse si había una vez en que los egipcios los querían de verdad.
Ahora comenzamos a leer un libro muy distinto del primero. Génesis es un libro universal; Éxodo, en cambio, es un libro judío. En muchas maneras Séfer Shmot es el libro bíblico más judío. Es en este libro que se lee de los principios de nuestro pueblo, cómo un pueblo de esclavos creó una nación y dio al mundo una filosofia que hasta hoy día impacta el mundo. Es en este libro donde cruzaremos el Mar Rojo, iremos al Monte Sinaí y estableceremos un convenio eterno entre D'os y nosotros. Séfer Shmot, El Libro de los Nombres es la paradigma de la redención, no solamente de nuestro pueblo, sino de todos. Trata del sufrimiento, la añoranza, la paciencia, la reafirmación nacional, y por fin la realización de la promesa divina.
Aunque este libro es profundamente un libro judío, también es un libro que ha inspirado millones de personas por todo el mundo. Exodo toca un nervio espiritual fundamentalen casi todos nosotros, el deseo de estar libre, el derecho de navegar libremente por la historia. Ironicamente Exodo comienza con nada más que una lista de nombres. Este "listado" parece una manera rara para comenzar uno de los libros más conmovedores e impactantes de la literatura mundial. No obstante, los nombres son importantes, significan que somos "alguién" en vez de meramente ser "algo." Los nombres también nos enseñan que la gran mayor parte de nosotros no vive la vida aislada. Cuando el texto nos presenta esta lista de nombre de la gente con quienes vivimos, trabajamos, alternamos (socializamos) nos damos cuenta que hay más gente envolvida en nuestra vida que percebemos, que somos una parte profunda de nuestra sociedad y que nuestra vida tiene importancia en ella.
Esta lista de nombres nos recuerda algo que muchos desean olvidar: ¿que nadie es totalmente libre, que todos debemos depender en nuestros prójimos y que todos necesitan la ayuda de sus colegas?
El libro entonces nos manda en un viaje hacia la libertad enseñándonos que todos tenemos responsabilidades para con nuestros prójimos, que la libertad depende de la dependencia ajena. Lo que tiene que ver con los individuos también tiene que ver con las naciones. No hay ninguna nación que pueda vivir totalmente aislada, cada ser humano y cada nación debe contribuir al bienestar humano, todos participamos en las listas de nombres. Exodo se abre con la declaración: "Eleh shmot/estos son los nombres" y nos pregunta "en cual lista aparece el suyo?"

SHABAT SHALOM

10.12.10

VaYigash


A veces la parashá parece hacer un paralelo con la historia, esta semana es un buen ejemplo de este fenómeno. Se llama esta sección VaYigash y la van a encontrar en el Libro de Génesis Š. La parashá trata de una sequía terrible en la tierra de Israel, igual a la de este año, y como la falta de comida produjo la reunificación de José con sus hermanos y su padre.

Si leemos el texto en su nivel superficial (p'shat) vemos la historia de la reunificación de una familia, pero si leemos el texto en un nivel más profundo tenemos que hacernos la pregunta: ¿cómo deberíamos responder a los que sufren? ¿Cómo aprendemos de los desastres nacionales y cómo evitamos el rencor y las recriminaciones?
La parashá actual nos ofrece ideas para desarrollar una respuesta espiritual al sufrimiento y crear la curación social y la reconciliación nacional. Por supuesto, después de los incendios terribles en el Monte Carmel tendremos que replantar los bosques, aprender de los errores pasados y asegurarnos que nos los vamos a repetir.
Si volvemos a la parashá aprendemos que la reunificación entre José y sus hermanos se llevó a cabo por medio de unos pasos dolorosos y tal vez necesarios. Primero tuvieron que darse cuenta del dolor ajeno, luego tuvieron que encontrar la capacidad de tratar de este dolor. El texto implica que estos principios son verdaderos cuando hablamos de una relación de familia o de una relación nacional
No cabe ninguna duda que los incendios del Monte Carmel van a exigir mucho para su reforestación de todo el pueblo judío. Habrá que replantar los bosques, habrá que reconstruir vidas y tendremos que ayudar a los que han perdido a sus queridos reentrar en la vida. Qué irónico que en los días que encendimos las velas de Janucá, que había también las llamas de Monte Carmel, pero su fuego no era símbolo de la verdad y la justicia sino servían de un símbolo de mala administración.
En la parashá para esta semana aprendemos que la reconciliación entre José, y su familia no pudiera haber tenido lugar sin fe y fuerza interior. En la misma manera solo haremos volver a vivir los bosques del Monte Carmel con la dedicación y la fe. Como José, tendremos que estar abiertos a confesar los errores ya hechos. La parashá actual entonces sirve de un mapa de reconstrucción. Como José debemos reconocer el dolor, usar nuestra fe y crear un plan positivo para el futuro.

Shabat Shalom