6.10.06

SUCOT 5767









Começa hoje, dia 6 de Outubro, mais um SUCOT e que vai ate domingo, dia 8 do corrente mes.
Mas afinal, o que e esta festa

1- SUCOT, TIEMPO DE ALEGRÍA

"La festividad de las cabañas (Sucot) habrás de celebrar durante siete días, una vez recogido el fruto de tu era y de tu lagar y te regocijarás en tu fiesta, tú y tu hijo y tu hija...el prosélito y el huérfano y la viuda que está en tus ciudades" (Deuteronomio 16:13).
Este viernes 6 de octubre de 2006 por la noche comienza la festividad de Sucot. La fiesta tiene dos mitzvot (preceptos) básicas asociadas con ella: comer en la Sucá (una especie de cabaña precaria con techo vegetal) y recitar la bendición sobre las cuatro especies.
La palabra hebrea Sucot significa “cabañas”. Durante los siete días de la festividad comemos todas nuestras comidas en la Sucá. La Torá así lo ordena: “Siete días viviréis en sucot... para que vuestros descendientes sepan que en sucot he hecho morar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto” (Levítico 23:42).
Sentarse en la sucá recuerda las “cabañas” que D´s proveyó durante el viaje del pueblo judío durante 40 años por el desierto. Esas cabañas eran realmente nubes que rodeaban todo el campamento judío a lo largo de sus viajes y los protegía del calor y del frío. También les servían como protección de los animales salvajes y de las naciones que querían hacerles daño.
El Rab Iehoshúa Heshel de Apta dice: “Tal como un pájaro provee de alimentos a sus pichones y luego los ubica bajo sus alas como protección, del mismo modo D´s contempla nuestras necesidades y sustento en Rosh Hashaná y Iom Kipur y luego viene la mitzvá (mandamiento) de la Sucá que simboliza Su protección del pueblo judío.
La segunda mitzvá que realizamos durante Sucot es la bendición sobre las “Cuatro Especies”. La Torá ordena: “Y tomaréis para vosotros en el primer día el fruto de un árbol hermoso (etrog), hojas de palma (lulav), ramas de mirto (hadasim) y ramas de sauce (aravot) y os regocijaréis ante D´s, vuestro Señor, durante siete días...”.
De acuerdo al Midrash, las cuatro especies representan las cuatro clases de personas que integran la nación judía. La mitzvá de combinar las cuatro especies promueve la idea de la unidad en el pueblo. El Talmud dice que el Etrog (cítrico), a diferencia de otros frutos, puede crecer en su árbol de año en año “uniendo” las cuatro estaciones y extrayendo nutrientes de todas ellas. La señal de un Lulav kasher (rama de palma) es que sus hojas estén “juntas”. Si las hojas estuviesen separadas, el Lulav no es kasher. Cada tres hojas de los Hadasim (ramas de mirto) crecen del mismo lugar en la rama del mirto. Finalmente, las Aravot (ramas de sauce) son descritas en el Talmud como “plantas que crecen en grupos”.
Algunos sabios explican que la mitzvá de Sucá viene después de Iom Kipur, un día en que fuimos más ángeles que personas, sin requerimientos físicos, para enseñarnos una lección muy importante. Dejar atrás el confort de nuestros hogares y vivir en una Sucá, una morada temporaria cubierta con ramas de vegetales, nos recuerda que este mundo es temporario. Los verdaderos y eternos valores son la Torá y las mitzvot (mandamientos Divinos).
Sucot es llamado el “tiempo de nuestra alegría”, para que nos concentremos y entendamos que esas ocupaciones espirituales son las reales prioridades porque conducen a la verdadera satisfacción y felicidad en la vida.


2- ALGUNOS DATOS SOBRE LOS DÍAS FESTIVOS
Durante los dos primeros días y durante los dos últimos de Sucot (sen la diáspora), ningún trabajo creativo está permitido realizar, tal como si fuera Shabat, excepto cocinar sobre una llama preexistente y acarrear abrigos, anteojos, llaves, coches de bebés, etc. en el dominio público.
Entre los primeros dos días y los últimos dos días de la semana de Sucot, considerados días sagrados de Iom Tov (festividad), hay otros días semifestivos que se conocen con el nombre de Jol Hamoed, en que para guardar el espíritu de la festividad, se trata de evitar todo trabajo que pueda ser postergado para después de la fiesta.
El último día de Sucot es llamado Hoshaná Rabá, o Gran Salvación; según nuestra tradición los decretos divinos son determinados en Rosh Hashana, sellados en Iom Kipur y enviados en Hoshaná Rabá, por eso se acostumbra a rezar gran parte de la noche por salvación y vida. El día que prosigue a Sucot es un Iom Tov (día festivo) llamado Sheminí Atzeret (lit. octavo día de asamblea). Fuera de Israel esta festividad se extiende por dos días, el segundo de los cuales es denominado Simjat Torá (la alegría de la Torá), que es cuando comenzamos un nuevo ciclo en la lectura de la Torá (nuevamente desde el libro de Génesis) y bailamos alrededor de la sinagoga sosteniendo los tan preciados rollos de la Torá.


3- ¿SABES QUIÉN VIENE A COMER?
Es costumbre dar la bienvenida a un invitado especial de nuestro pasado, en cada noche de Sucot. En recompensa por morar fielmente en la Sucá, el Pueblo judío merece el privilegio de invitar la Presencia Divina junto a Sus siete “fieles pastores”. Estos ushpizín (“invitados” en arameo) descienden de su residencia celestial para venir a nuestra Sucá. Quiénes son estos selectos invitados? Abraham, Itzjak, Iaakov, Iosef, Moshé, Aarón y David. Cada día de la festividad, uno de los ushpizín guía a sus otros seis elevados compañeros, y nosotros los recibimos recitando un corto párrafo de nuestro libro de rezos.
En Sucot dejamos la protección de nuestra morada permanente y nos solazamos bajo la sombra y seguridad de la Divina Presencia. Cada uno de estos ushpizín ejemplificó esta idea durante su vida. Abraham dejó la seguridad del hogar de su padre y partió para un largo viaje protegido sólo por Hashem. Itzjak dejó su hogar y moró entre los filisteos. Iaakov fue forzado a dejar su hogar y mudarse con su siniestro tío Labán donde pasó gran parte de su vida en exilio. Otra razón por la que estos siete son los elegidos para ser nuestros “ushpizin”, es que cada uno representa un rasgo diferente del carácter de Hashem. Abraham simbolizaba el rasgo Divino del Jesed (bondad); Itzjak la cualidad de Guevurá (fuerza espiritual);Iaacob la cualidad de Tiferet (gloria espiritual), y así con todos los demás. Son éstas las cualidades que intentamos internalizar muy dentro de nosotros, mientras luchamos constantemente por alcanzar nuestro potencial como criaturas hechas beTzelem Elokim, a imagen y semejanza de D”s.
Los comentaristas de la Torá señalan la costumbre de invitar a siete comensales pobres en concordancia con los siete ushpizin, pues así tendremos siete invitados celestiales y siete de carne y hueso, con la presencia de D”s flotando sobre todos ellos.
Este alegre tiempo de Sucot llega justo cuando los campesinos cosechan los frutos de su labor y los pobres no tienen nada con qué celebrar. Específicamente en este tiempo, Hashem nos ordena dejar nuestras casas y morar en una Sucá por siete días, en donde TODOS seremos huéspedes de Él. En el refugio de la Sucá, no hay diferencia entre el rico y el pobre. Todos moramos bajo la protección del Todopoderoso (como lo hacemos en realidad todo el año, aun cuando estemos bajo el sólido techo de nuestra casa).
(Adaptado de Torah from Dixie)


4- AHORA TODOS JUNTOS
Nuestros Sabios nos han enseñado que el lulab, el etrog, el hadás y la aravá, cada una corresponde a un tipo diferente de judío. La aravá, que no tiene gusto ni fragancia, corresponde al judío que no tiene Torá ni buenas acciones. Rabi Eliahu Hamwi, el Ab Bet Din (presidente de la corte rabínica) de Alepo, preguntaba lo siguiente: ¿Por qué Hashem específicamente eligió la aravá para ser incluida con las otras tres especies en Sucot? Existen innumerables árboles y plantas que no tienen ni gusto ni fragancia.
Rabi Hamwi responde que, cuando una persona está en una situación peligrosa, se la juzga en el Cielo para determinar si es digna de ser salvada. El Zohar (obra cumbre del misticismo judío), se cuestiona entonces: ¿Cómo es eso? Vemos, muy frecuentemente, a personas malas que están muy enfermas o en situaciones peligrosas, que se recuperan de su enfermedad o son salvadas de daños, incluso cuando no tienen mérito alguno para salvarse. El Zohar responde que Hashem las salva porque, en el futuro, sus descendientes serán íntegros. De aquí podemos entender por qué Hashem designó a la aravá para ser colocada junto al lulab. La palabra aravá tiene el mismo valor numérico (según el valor de cada letra hebrea) que la palabra zera, que significa progenie o descendencia. Esto viene a enseñarnos que, al igual que la aravá, aun alguien que no tiene ni Torá ni buenas acciones merece estar junto a los justos de Israel si conduce a sus hijos por el correcto camino de la Torá y de las mitzvot. (Hameir -R' Obadiá Yosef).