17.9.06

Espanha na mira do Islão

Por Aaron Hanscom

La protección policial y los coches blindados vienen siendo elementos cotidianos en la vida de Gustavo de Arístegui desde la pasada década. Esto se debe a que el escritor y portavoz de Asuntos Exteriores del Partido Popular ha dedicado gran parte de sus 25 años de carrera a denunciar el Islam radical.

Tras la publicación de su último libro: La yihad en España, Yusuf Fernández, el portavoz de la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España, le calificó de "enemigo del Islam". Después, la semana pasada [1], se descubrió que se habían vertido amenazas de muerte contra él en páginas yihadistas encriptadas y radicadas en Arabia Saudí.

El lunes hablé por teléfono con el Sr. Arístegui, acerca de las amenazas que afrontan su país y él mismo.

– ¿Por qué están obsesionados los islamistas radicales con reconquistar España? ¿Por qué debería ser esta obsesión motivo de preocupación para todos los occidentales?

– Tiene mucho que ver con los objetivos y las proyecciones que tienen, y que en gran medida Occidente no ha entendido. Quieren: a) derrocar a los gobiernos que consideran antiislámicos, corruptos y, por encima de todo, apóstatas. Al considerar apóstatas a gobiernos y regímenes tienen derecho, están obligados incluso, a derrocarlos y destruir a sus líderes; b) reconquistar cualquier país o territorio que en cualquier momento de la historia haya estado bajo dominio del Islam; c) restablecer el Califato; d) extender su dominio y poder a todo el mundo.

El simbolismo de España es extremadamente importante para ellos. España estuvo bajo dominio del Islam durante 800 años. No se trata sólo de Andalucía, como dicen algunas personas, sino de casi toda España. Y si vamos a considerar el conjunto de Europa, entonces estaríamos hablando de las cuatro quintas partes de la Península Ibérica, algunas partes del sur de Francia, la mitad de Italia, todos los Balcanes y, claramente, todas las islas del Mediterráneo. Afrontamos una amenaza muy seria.

Para comprender los riesgos que afrontamos tenemos que leer lo que dicen de nosotros nuestros enemigos. Aymán al Zawahiri decía, en su libro Knights Under the Banner of the Prophet (Caballeros bajo el estandarte del Profeta), que Europa se había convertido en un vacío espiritual que sólo el Islam puede llenar, y que Europa es la nueva frontera del Islam, la nueva tierra de conquista y, por encima de todo, el nuevo campo de batalla de la yihad global. Europa es el eslabón más débil de la cadena, porque tiene 27 millones de musulmanes, entre los que hay algunos tienen cierto grado de simpatía hacia las ideas radicales. En consecuencia, creen que cuando Europa se convierta en un continente con una minoría musulmana muy importante será un objetivo muy fácil, y su territorio, algo muy fácil de conquistar.

– Describa lo que usted llama "el síndrome andalusí", o la obsesión por la gloria perdida. ¿Quién es el culpable que perviva el mito de Al Ándalus?

– Mucha gente, y no sólo intelectuales musulmanes. Los intelectuales románticos fueron los responsables de la perpetuación del mito. Basta echar un vistazo a los novelistas e intelectuales del siglo XIX que estaban obsesionados con la época medieval (por ejemplo, Sir Walter Scott y su célebre novela Ivanhoe). Eso tuvo un equivalente exacto entre los académicos e intelectuales musulmanes románticos. Tenían una obsesión con la España medieval y la importancia que tuvo Al Ándalus como punto culminante de su civilización.

Los intelectuales occidentales también tienen una gran responsabilidad en la perpetuación del mito. Algunos libros, como La joya del mundo. Musulmanes, judíos y cristianos y la cultura de la tolerencia [de María Rosa Menocal], que es muy conocido en Estados Unidos y ha sido galardonado y elogiado, son completamente falsos. No es cierto que la España medieval fuera una coexistencia pacífica y perfecta entre las tres religiones monoteístas más importantes. Los musulmanes solamente toleraban a los judíos y los cristianos cuando eran muy poderosos, y no tanto cuando no eran tan poderosos. Tenía mucho que ver con el momento histórico y político.

El mito de Al Ándalus es muy peligroso porque la gente tiende a creer que todos los demás fueron responsables de la pérdida de la gloria de Al Ándalus. Creen que los españoles que no eran musulmanes, o aquellos que habían sido musulmanes en el pasado y se convirtieron a otras religiones, como el cristianismo, son los culpables de la pérdida de la gloria y la relevancia que habían tenido hasta el siglo XV. Es extremadamente peligroso porque la autocrítica no existe en gran parte del mundo musulmán. Ellos creen que todos los demás tienen la culpa de las tragedias que sufrieron, y una de ellas, definitivamente, es la pérdida de Al Ándalus.

La gente tiende a olvidar lo que dicen Osama ben Laden y Aymán al Zawahiri. Existe una gran cantidad de comunicados de Al Qaeda firmados por estos individuos que afirman claramente que la pérdida de Al Ándalus fue una tragedia. Zawahiri decía recientemente que el territorio islámico tenía que ser reconquistado, "desde Al Ándalus hasta Irak". Esto es una amenaza muy seria que no sólo España y Europa, sino todas las democracias serias, avanzadas y modernas, deberían tomar muy en serio.

– Háblenos, por favor, de la compra de tierras y casas y del control de vecindarios y ciudades como modo de ir ganando España. ¿Por qué la reislamización de la mezquita de Córdoba es tan importante para los musulmanes ultraconservadores?

– Ellos lo llaman "la política del pie en el dintel": una vez tengan puesto el pie en el dintel, creen que serán capaces de entrar y reconquistar España. En La yihad en España afirmo que existe una parte de la Universidad Al Azhar (Egipto) obsesionada con reconquistar los territorios una vez sometidos al Islam, y tienen una estrategia muy clara. Esto está cosechando cada vez más popularidad en muchas partes del mundo islámico. Creen que conquistar un vecindario, después un pueblo, después una ciudad, después una provincia y después una región, llevará con el tiempo a reconquistar un país entero.

Hace poco el canal español Telecinco emitió un programa de investigación. Uno de los reporteros interrogó a bastantes musulmanes fuera de cámara. Decían que, puesto que habían sido capaces de conquistar el Albaicín (un vecindario muy importante y prominente de Granada), eran absolutamente capaces de conquistar la ciudad, y después todo Al Ándalus. Como reza la expresión: Andalucía primero, después Al Andalus.

Quiero citar a Joschka Fischer, ministro de Exteriores alemán de 1998 a 2005 y miembro del Partido Verde. Dijo que si por cualquier motivo Israel cayera y fuera derrotado, el próximo en la lista sería, claramente, España.

– ¿De qué manera han permitido el multiculturalismo y la corrección política la penetración en España del Islam radical y la relajación de las defensas del país?

– El multiculturalismo y la corrección política son los sistemas de coexistencia más probados en Europa, y ambos han fracasado miserablemente. El multiculturalismo es en muchos sentidos un retorno a la Edad Media. Significa en la práctica que todo aquel que sea judío, cristiano o musulmán va a estar gobernado por leyes y tribunales judíos, cristianos o musulmanes. Esto es absurdo. Es muy parecido a las comunidades en que se dividió el Imperio Otomano.

La izquierda occidental ha elegido considerar al islamismo radical como el único enemigo capaz de hacer frente a Occidente, Estados Unidos y sus aliados. Realmente, creen que, en muchos sentidos, es su aliado. Si usted observa el modo en que actúan Venezuela, Bolivia y otros países dominados por regímenes populistas, verá que votan constantemente con países como Irán o Siria, que son muy antioccidentales.

La corrección política y la obsesión de la izquierda con el islamismo radical están desactivando la capacidad de autodefensa de las democracias occidentales. Al no denunciar a los radicales y a los movimientos que están claramente vinculados con asociaciones e instituciones radicales, y ni siquiera a organizaciones terroristas, Occidente se aproxima a ser subyugado por ellos.

– ¿Cómo ha respondido la izquierda en España a las recientes amenazas de muerte que se han lanzado contra su persona?

– La izquierda radical ha unido fuerzas con los islamistas radicales en mi contra. Cuando vieron la abrumadora reacción popular en mi defensa (salieron en mi apoyo incluso gentes de la izquierda moderada) pensaron que las cosas se habían salido de madre. Así que decidieron desacreditarme a mí y a esas amenazas, que han sido confirmadas por el Ministerio del Interior. El ministro me llamó para decirme que los servicios de inteligencia de la Policía habían dado con las amenazas, que aparecen en diversas páginas web yihadistas encriptadas y radicadas en Arabia Saudí. El mensaje es claro: es preciso que sea asesinado. El ministro de Defensa, que fue ministro del Interior durante dos años, también me llamó para manifestarme su solidaridad y apoyo.

Deploro el mero hecho de que estos extremistas de la extrema izquierda en España hayan decidido unir fuerzas con aquellos que atacan la democracia, porque, con independencia de lo profundas que sean nuestras diferencias, se supone que estamos en el mismo bando.

– ¿Cree usted que existe la posibilidad de que los islamistas logren un día su sueño y España pase otra vez a estar bajo gobierno islámico?

– No lo creo, pero la lucha se hará más vasta y difícil, porque la sociedad española no está dispuesta, o preparada, para aceptar la amenaza que afrontamos. La gente ha prosperado aquí en muy poco tiempo. España es la octava nación más próspera del mundo. Tenemos unos ingresos per cápita de alrededor de 28.000 dólares al año. La gente quiere pagar sus hipotecas, salir la noche de los viernes, tomarse de 15 a 30 días de vacaciones al año, comprar coches bonitos y, en general, disfrutar de la buena vida. No están escuchando a quienes somos, en algún sentido, apocalípticos. Pero es nuestra labor.

No me voy a comparar con Churchill, sería extremadamente absurdo si lo hiciera. Pero en muchos sentidos creo que algunos de los intelectuales y políticos que están denunciando las amenazas de este siglo a la democracia sufren las mismas críticas que Churchill sufrió antes de que la amenaza nazi fuera evidente para el mundo entero. Aunque hay gente que está bastante al tanto del enorme peligro que representa el islamismo para gran parte del mundo, no creen que sea capaz de poner en peligro su estilo de vida, o sus libertades y derechos, en pleno siglo XXI. Pero, de hecho, esa es la cuestión.