27.1.06

Perashá de la semana - Vaerá

(Segundo Libro de la Torá: Shemot/Éxodo 6:2 a 9:35)

1- RESUMEN DE LA PERASHA
Hashem se le revela a Moisés diciéndole que Él es el Señor y cumplirá Sus promesas hechas a los Patriarcas, que sacará de la esclavitud a los hijos de Israel, mas el pueblo, quebrado por tanto sufrimiento, no lo escucha. Ante el temor de Moisés de que tampoco el Faraón lo quiera escuchar, Hashem le reitera que Aharón va a ser su vocero, que se presente ante el Faraón pidiéndole que deje salir a los judíos, pero, le advierte que el monarca rehusará a su pedido, por lo que Hashem infligirá severos castigos a él y a su pueblo.
Aharón muestra al Faraón una señal del poder Divino convirtiendo su bastón en una serpiente, pero los magos del reino imitan la prueba y alientan al Faraón a que rechace el pedido de los hebreos de salir al desierto. Sobreviene entonces el castigo Divino con las plagas de sangre y ranas. Luego llega la plaga de los piojos, en que todos, inclusive el propio Faraón, reconocen que eso sólo puede provenir de un poder único, del verdadero D-s. Solamente los egipcios, y no los judíos que habitan en Goshen, sufren las plagas. Sobrevienen luego las plagas de animales salvajes, de pestilencia y de lluvia de hielo y fuego. Antes de cada plaga, Moisés insta al Faraón a permitir salir a los judíos, pero él se niega. Luego, en medio de la desgracia, cede al pedido accediendo a dejarlos cuando cese la plaga, pero luego de que Moisés pide a Di-s que la retire, el rey continúa con su corazón endurecido y se niega a liberarlos.

2- ¡OH, ESE FRÍO CORAZÓN!
"Y endureceré el corazón del Faraón… y el Faraón no te escuchará" (Éxodo 7:3-4)
Desde un principio, Hashem le informa a Moisés que el Faraón no estará demasiado ansioso para liberar al pueblo judío de su esclavitud. Pero más aún, en la porción de la Torá de esta semana, Hashem le dice a Moisés que Él no permitirá al Faraón tomar la decisión de liberar al pueblo judío.
Los comentaristas señalan que, basados en la terminología usada por la Torá en la conclusión de cada plaga, las diez plagas pueden dividirse en dos grupos de cinco. Durante las cinco primeras plagas, Hashem le dio al Faraón la opción de si mandar afuera a los judíos o no, y después de cada plaga el versículo informa que el Faraón endureció su corazón y rehusó dejarlos ir. Sin embargo, durante las cinco plagas finales, en concordancia con la declaración de Hashem arriba citada, los versículos dicen que Hashem provocó que el corazón del Faraón se endureciera, impidiéndole dejar salir a los judíos, incluso, si quisiera.
Muchos de los comentaristas formulan una pregunta fundamental sobre este pasaje. Sabemos que los portales del arrepentimiento están abiertos para todo el que quiera hacer teshubá y retornar a Hashem. Sin importar cuán lejos una persona se haya desviado del camino correcto, siempre puede volver. Siendo así, ¿cómo pudo Hashem sacarle la capacidad del Faraón de elegir mandar a los judíos fuera de Egipto? ¿Qué hay con respecto a la libertad de elección para arrepentirse de su mala conducta? Los sabios ofrecen varias sugerencias para responder a esta pregunta. Entre ellos está el Seforno, un comentarista clásico del siglo 16. Él explica que, en verdad, Hashem no le sacó la libre determinación al Faraón. Si el Faraón hubiese querido arrepentirse, los portales del arrepentimiento permanecían abiertos esperándolo. En ese caso, ¿qué quiere decir la Torá cuando, repetidamente, dice que "Hashem endureció el corazón del Faraón"? Significa exactamente lo que dice: Hashem hizo al Faraón tan insensible e indiferente a los efectos de las plagas que ellas no fueron capaces de atemorizarlo para que dejara salir a los judíos.
Hashem quería que el Faraón liberara a los judíos por un sentimiento de arrepentimiento, no de temor. Hashem le dio a él cinco oportunidades de ver el poder Divino durante las cinco primeras plagas para que actuara según su percepción recién adquirida de que Hashem maneja el mundo. Sin embargo, cuando el Faraón endureció su corazón y se negó a dejar que estos eventos sobrenaturales tuvieran impacto en él, Hashem no permitió que las siguientes plagas lo impactaran tampoco. De todos modos, el Faraón tenía la opción de arrepentirse y liberar a los judíos si lo hubiese querido. Hashem simplemente le impidió dejar salir a los judíos en medio del temor de las plagas, pero él aún tenía la opción de dejarlos salir por un sentimiento de arrepentimiento y disposición a someterse al reino de Hashem.
Cuando uno piensa acerca de esto, parece muy extraño que el Faraón haya experimentado todos estos increíbles milagros y (al menos durante las primeras cinco plagas) no dejó que ninguna de ellos hiciera impacto en él. La verdad, sin embargo, es que eso nos pasa a todos nosotros todo el tiempo. ¿Cuántas veces vemos milagros en nuestras propias vidas y los dejamos pasar sin internalizar lo que ha ocurrido? Cada uno de nosotros tiene su historia para contar: cómo sobrevivió milagrosamente de un accidente de automóvil, cómo perdió un vuelo que posteriormente se accidentó, cómo accedió a un empleo que jamás soñó que conseguiría, cómo se salvó de una enfermedad peligrosa, y así en adelante. Por supuesto, Le agradecemos a Hashem inmensamente en el momento de nuestra salvación pero, ¿y después, qué? ¿Aceptamos sobre nosotros el compromiso de hacer algo, -tal como dar más caridad, asistir a los servicios de rezos en la sinagoga más regularmente, aumentar nuestro estudio de Torá- como resultado de lo que Hashem hizo por nosotros? ¿O, simplemente, nos olvidamos de ello y dejamos que la vida siga su sosa rutina? Tenemos que permitirnos ser impactados por las cosas buenas que nos suceden, agradecerle a Hashem por ellas y reconocer que las cosas buenas ocurren porque Hashem nos está controlando y se preocupa por todo lo que le pasa a Su pueblo. Debemos permitir que estos eventos cambien nuestra vida para mejor. De esta manera evitaremos cometer el error del Faraón y, continuamente, nos iremos acercando más a Hashem.~

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