7.1.06

Porção semanal da Torá

Vaigash (Primeiro livro da Torá: Bereshit/Génesis 44:18 a 47:27)

1- RESUMEN DE LA PERASHA
Luego de descubrirse la copa en el saco de Biniamín, los hermanos se sienten muy abrumados por tantas contrariedades. Entonces Iehudá le pide a Iosef con todo su valor, en una elocuente afirmación, que deje a Biniamín en libertad, implorando que lo tome a él como esclavo en su lugar, pues si su padre viera que no regresan con su hijo menor, el dolor podría causarle la muerte. Frente a tal ejemplo de sacrificio y entrega por un hermano y de amor por su padre, Iosef se descubre y les revela su verdadera identidad. Los hermanos se avergüenzan y atemorizan frente a Iosef, pero él les dice que no deben culparse de nada ya que todo ha sido dispuesto así por D-os para bien. Iosef los manda de vuelta a Eretz Canaan, con instrucciones de traer a su padre, y de que todos se establezcan en Goshen, tierra de buena pastura para su ganado.Cuando Iaakov oye las buenas nuevas de que su amado hijo Iosef está con vida, no puede creerlas pero ciertas pruebas lo convencen de que efectivamente es así y su espíritu se reconforta. Iaakov y toda su familia se disponen a trasladarse a Egipto e instalarse en Goshen. Hashem le transmite al Patriarca, a través de una visión nocturna, que no tema por las consecuencias de su descenso a Egipto ni por la influencia espiritual negativa de ese pueblo, pues será precisamente allí donde se convertirán en una gran nación.La Torá enumera una lista de los descendientes de Iaakov, insinuando el nacimiento de Iojeved, la madre de Moisés. Setenta almas en total descienden a Egipto. Allí se produce el emocionante reencuentro de Iosef con su padre después de 22 años de separación. Ambos se abrazan mientras Iosef llora de felicidad. Luego establece a su familia en Goshen y presenta a su padre y a cinco de sus hermanos al Faraón a quien Iaakov bendice. Iosef decreta que a cambio de grano, el pueblo egipcio debe entregar todas sus posesiones al Faraón, incluso a ellos mismos como esclavos. Luego efectúa una reubicación de toda la población, con excepción de los sacerdotes egipcios que son sostenidos personalmente por el Faraón. Los descendientes de Iaakov se multiplican en forma asombrosa.


2- ASUNTOS FAMILIARES
"Y dijo Israel: ¡Qué grandioso1 Mi hijo Iosef vive aún. Iré a verlo antes de que yo muera" (Bereshit/Génesis 45:28)
Iaakob tuvo un gran objetivo en su vida: deseaba construir una familia perfecta. Éste era su anhelo porque sabía que él era el padre del pueblo judío y quería que la nación entera fuera perfecta. Iaakob definía la vida en términos espirituales. Sentía que una familia perfecta era aquella en la que cada hijo creciera para ser un hombre espiritual, bien versado en los caminos de Hashem. Cuando Iaakob descubrió que su hijo Iosef estaba aún vivo en Egipto, no sólo se alegró porque estuviera físicamente vivo o que se hubiera vuelto un hombre riquísimo con mucho status, sino que estaba feliz porque Iosef no había olvidado la Torá. Iosef todavía cumplía las mitzvot (preceptos) de la Torá tal como Iaakob lo había hecho cuando estaba al servicio de Labán.
Una de las razones por las cuales ambos, Iaakob y Iosef, pudieron emerger de su solitario exilio es descrita por el Rabino Iaakob Kamenetsky, un gran líder y erudito de la Torá de la pasada generación. Antes de que Iaakob saliera para servir a Labán, él estudió Torá en la Ieshivá de Shem y Eber. Iaakob, por profecía Divina, sabía que Iosef un día también estaría en el exilio, de modo que le dedicó atención preferencial para enseñarle las lecciones de Shem y Eber. Iaakob se puso feliz de saber que Iosef había recordado todo lo aprendido. Iaakob sentía que si pudiera ver que Iosef efectivamente todavía emulaba los caminos de la Torá, tal como lo hacía cuando dejó el hogar veintidós años antes, su misión en la vida estaría cumplida y podía irse feliz de este mundo. Estuvo dispuesto a abandonar la tierra de Canaan e ir a Egipto, para ver esto, aun cuando sabía que sus descendientes serían un día esclavos en una tierra extraña y que eso podía ser el principio del galut (exilio).
Iaakob no vivió en el siglo 21 ni pensaba como un padre del siglo 21. Muchos padres en esta generación juzgan el éxito de su familia por el dinero, la educación secular o el status en la sociedad antes que por la sabiduría en Torá o la espiritualidad. Los padres dicen con orgullo: "Mi hijo está en tercer año de la Escuela de Derecho de Harvard" o "Mi hijo es miembro de una importante firma". Pocos padres en nuestra generación dicen: "Mi hijo acaba de celebrar la finalización de un tratado del Talmud el otro día" o "Mi hijo cumple cuidadosamente la mitzvá de tzedaká (caridad)". Esta es la forma de percibir el éxito.
En la perashá Vaietzé Iaakob decía: 'Si D'os estuviere conmigo y me guardare en el camino que recorro y me diere pan para comer y ropa para vestir, y retornare en paz a la casa de mi padre... (Bereshit/Génesis 28:20-21). Lo que quería significar era que mientras tuviera sus necesidades mundanas básicas, no necesitaba nada más. Su vida entera la dedicaría a servir a Hashem. Cuando nos mantenemos enfocados en la parte espiritual de nuestras vidas, los asuntos mundanos significan muy poco. Los Patriarcas son nuestros ejemplos. Debemos intentar vivir nuestras vidas del modo en que ellos la vivieron. Iaakob juzgaba el éxito de su familia basado en su espiritualidad. Por ello tenemos que hacer lo mismo. En la sección de la Torá de esta semana, aprendemos las pautas por las que debemos juzgar a nuestras familias. Las 613 mitzvot son mandamientos, no sugerencias. Todo lo demás es temporario y superfluo. No quiere decir que no debemos preocuparnos por adquirir vestimentas o embellecer nuestra vivienda, pero no tenemos que considerar esos temas como fines sino como medios para cumplir otras mitzvot.
(Fuentes: Pierce Landis.Torah from Dixie)

3- EL MES DE TEBET
El mes de Tebet es el décimo en la cuenta de meses que comienza en Nisán. El nombre Tebet fue acuñado en Babilonia, tal como es el caso con los nombres de otros meses hebreos.
Durante el mes de Tebet, tres son los ayunos que se observan: los días 8, 9 y 10 del mes, en conmemoración de tres tremendas catástrofes que acontecieron al pueblo de Israel.
Los ayunos del 8 y del 9 de Tebet son llamados 'días de ayunos de los piadosos' pues en esos días sólo aquellos individuos que así lo deciden, cumplen el ayuno, mientras que el del 10 de Tebet es un ayuno público que obliga a la entera comunidad judía. ¿Qué sucedió en estos días?
El 8 de Tebet, en los comienzos de la "Época Griega", la Torá fue traducida al griego por decreto del rey Ptolomeo, alrededor del año 313 A.E.C., de acuerdo a la tabla cronológica del Segundo Templo presentada en la sección de Janucá, que ubica la fecha de la Destrucción del Primer Templo en el año 423 A.E.C. Esto corresponde, aproximadamente, al año 476 A.E.C., de acuerdo a la tabla cronológica alternativa que ubica la Destrucción en 586 A.E.C. Ese día fue considerado tan calamitoso para Israel como el día en que se hizo el Becerro de Oro, dado que es imposible traducir adecuadamente la Torá, sin perder la esencia de su interpretación.
El 9 de Tebet, moviéndose hacia atrás en el tiempo, conmemora la muerte de Ezra el Escriba y de Nejemia, dos de los más grandes líderes, quienes condujeron fielmente al pueblo de Israel en su retorno del cautiverio en Babilonia. Esto ocurrió aproximadamente en el año 353 A.E.C., de acuerdo a la primera Tabla Cronológica mencionada más arriba, o en 516 A.E.C. de acuerdo a la Tabla Alternativa. Se dice que los ojos de todo Israel quedaron opacados por su fallecimiento, pues la pérdida de estos grandes líderes fue un tremendo golpe y la talla de Ezra, en particular, era tan grandiosa que fue dicho de él que si la Torá no hubiese sido entregada a Israel a través de Moshé, lo habría sido por medio de Ezra.
El 10 de Tebet, Nevujadnetzar (Nabucodonosor), Rey de Babilonia, puso sitio a la ciudad de Jerusalem. La imposición de este sitio ocurrió, aproximadamente, en el año 426 A.E.C., de acuerdo a la Tabla del Segundo Templo, o aproximadamente en el año 589 A.E.C. de acuerdo a la Tabla que ubica la Destrucción del Primer Templo en el año 586 A.E.C.
Los muros de Jerusalem sufrieron subsiguientemente la primera brecha en el día 9 de Tamuz, durante el tercer año del sitio, y el Templo fue destruido en Tishá beAv, el 9 de Av, el día más triste en todo el calendario judío, el Día de la Destrucción de ambos Templos y el más sombrío de los días de ayuno.
Pero el comienzo del sitio preparó el escenario para ambos trágicos eventos. Fue por tal razón que los Profetas y otros Líderes judíos de la época, establecieron el Diez de Tebet como un día de ayuno para el pueblo judío.
En la actualidad, el Diez de Tebet ha sido designado como Iom HaKadish Haklalí, el día en que nos condolemos por todos aquellos cuya fecha o lugar de fallecimiento no se conoce.
(Sección adaptada del libro The Book of Our Heritage, de Rabbi Eliahu Kitov, y de otras fuentes).